Para el 2009 llegan cantidad de películas hechas íntegramente en 3D y con espectaculares efectos visuales. Todo ello pone de manifiesto el estado de gracia que vive el cine de animación y efectos especiales. Ahora se ve que para llenar un cine y poder cubrir los gastos de una gran superproducción es imprescindible poner 4 o 5 efectos visuales en la película para impresionar al público, y que este no se vaya a casa con mal sabor de boca. Aparentemente parece que es un buen gancho para captar público, pero la realidad es otra.
A veces da la sensación que para poder enmascarar la falta de creatividad en lo guiones de Hollywood es necesario una buena dosis de efectos visuales. De este modo quién ve la película se lleva una falsa sensación de qué ha sido buena. Es más, quién ve la película puede tener la lucidez de no dejarse embaucar por tanto efecto y hacer una crítica constructiva, pero al final el comentario es siempre el mismo: "Es mala, pero los efectos especiales son muy buenos, por lo que vale la pena verla en el cine". Y ya volvemos a lo mismo...
Aun así, desde mi punto de vista veo que hay un aparente interés o por lo menos inquietud por parte de la industria Hollywoodense de buscar nuevos guiones, nuevas perspectivas, en defnitiva, de resucitar el buen gusto por los guiones sorprendentes.
"El curioso caso de Benjamin Button" parece ser una de esas películas que no dejará indiferente a nadie, por su originalidad, su buena fotografía y como no, por sus efectos especiales. Porque, aunque estemos delante de la que puede ser la mejor película del año, una gran superproducción como esta no puede dejar escatimar en efectos especiales. Efectos especiales tan buenos como los de superproducciones tan poco inspiradoras como "Superman", "Ironman", etc. Éstas, aunque películas vacías, sin mensaje trascendental, seguirán llenando las taquillas de nuestros cines por muchos años más, porqué a pesar de esto no dejarán de ser películas entretenidas que nos hacen soñar.